domingo, 1 de mayo de 2011

"Intento de novela"

Os dejo algo nuevo que estoy escribiendo, un "intento de novela" por ahora sólo llevo dos capítulos. Espero que os guste.
Rub.


CAPITULO 1

Suena la alarma del móvil, como todas las mañanas de lunes a viernes. Leyre lo busca aun con los ojos cerrados. Esa noche ha sido corta, apenas habrá dormido 3 o 4 horas. Había estado estudiando hasta tarde para los exámenes de acceso a la universidad.
Se levanta, y se dirige al espejo, debe de tener un aspecto horrible.
Y ahí esta ella reflejada, morena, con ojos verdes, alta, muy alta, y según sus amigas con un cuerpo precioso. Aunque ese día se puede distinguir una sombra morada debajo de los ojos. Piensa que debería descansar más o acabara enfermando. Pero, ¿cómo? Los últimos dias han sido difíciles para ella. Es más, ese último año había sido muy complicado.
Va al armario y escoge la ropa que se pondrá hoy, necesita algo cómodo, unos vaqueros, una camiseta de manga corta y unas deportivas. Se viste lentamente, sin ganas, mientras piensa en su futuro. ¿Cómo ha podido desmoronarse en un año toda su vida? Y ahora tienen un futuro tan incierto… no sabe que hará después del instituto, se separara de sus amigas… y Javi… ¿qué pasara con el?
Debe de darse prisa, si no quiere volver a llegar tarde a una de las últimas clases de repaso, corre hacia la cocina, abre el frigorífico y se echa un vaso de leche. Ese sería su desayuno. Sale a toda prisa del piso, no sin antes coger una chaqueta. Aunque están a finales de mayo, la temperatura por las mañanas es baja.
Mientras camina hacia el instituto va pensando en lo ocurrido en aquellos últimos meses.

Javi… su relación había cambiado tanto desde que empezaron el curso, se habían distanciado. El se había ido a estudiar periodismo a otra ciudad y aunque estaba cercana, ya solo se veían algunos fines de semana. Para Leyre habían surgido las dudas, su novio era un chico atractivo, en una ciudad solo, aunque intentaba con todas sus fuerzas no pensar en eso, no podía evitar que los celos aflorasen. Pero ella confiaba en el, sí, no tenia dudas. Además, el verano estaba al llegar, pronto Javi volvería y tendrían todo el tiempo del mundo para ellos. Ella cumplía los dieciocho años en un par de semanas y se iban a regalar un viaje juntos.
Pero aunque no quería admitirlo tenia dudas, ya no sentía por el como antes, las ganas de que llegase el fin de semana para verlo iban disminuyendo. El no estaba tan cariñoso como antes, cada vez estaba mas ocupado, las llamadas que antes se contaban por varias al día, habían disminuido mucho, muchísimo, a dos o tres por semana. Y el msn… ni contarlo, ya apenas hablaban. Y Leyre no quería estar así, ella necesitaba más, solo le pedía un poco más de compromiso, más dedicación y Javi no lo comprendía. Había sido un año muy duro y el no entendía que necesitaba su cariño, no la estaba apoyando como creía merecer.
Ya casi había llegado, allí en la puerta esperándola estaba Claudia. Se saludaron con un fuerte abrazo y dos besos, como todas las mañanas. Entraron en el instituto.

Claudia: A primera hora nos toca matemáticas, ¿no?
Leyre: Si, vaya formas de empezar una mañana.
Claudia: De verdad, esta noche no he dormido casi nada, mi cabeza no da para más.
Leyre: Yo tampoco 3 horas, o 4 máximo…
Claudia: ¿Otra vez Javi?
Leyre: Si, no se… todo un poco, además con esto de selectividad, nunca pensé que seria tan duro.

Entran en clase y se sienta una al lado de la otra, justo detrás entra el profesor. Viene con ganas como siempre, nunca han conocido a nadie que le apasionen tanto las matemáticas. La hora se hace interminable, como todos los días. El profesor saca a unos cuantos alumnos para hacer algunos problemas. Leyre mira por la ventana. Fuera el día está nublado, como su estado de ánimo, no se siente bien. No puede dejar de darle vueltas a la cabeza, no sabe si lo que hace es lo correcto. Javi… otra vez piensa en el… ¿qué estará haciendo? ¿La echara de menos? No cree… si fuera así la llamaría más. Ya eso no le importa, se ha acostumbrado a estar sin él, intentará recuperar el tiempo perdido en verano. De repente escucha un ruido. Es Don Roberto, el profesor de matemáticas, que se ha acercado hasta su mesa.

Don Roberto: Leyre, ¿te encuentras bien?
Leyre: Si, no se preocupe, estoy muy bien
Don Roberto: ¡Ah! Pues si es así, atiende, te hace falta.

Leyre intenta prestar más atención, no quiere que le vuelvan a llamar la atención, además necesita buena nota. Aun no sabe lo que va a estudiar, pero llevar una buena nota es importante, las cosas no están como para tener un aprobado justo. Así transcurre la primera hora de la mañana, hoy solo tendrán dos clases, por suerte, pues necesitan tiempo para estudiar de otras materias.

Al acabar la clase, cinco cortos minutos de descanso, que aprovechara para intentar ponerse al día con Claudia

Claudia: Que clase más larga, ¿en qué pensabas antes?
Leyre: En Javi, lleva sin llamar una semana, no se como estará, anoche intente llamarlo, pero nada, móvil apagado. No se que pensar.
Claudia: No le des vueltas, ya mismo estará de exámenes, se quedaría hasta tarde estudiando. Anoche me tire dos horas estudiando a Platón, de verdad, no puedo mas…
Leyre: Platón… yo todavía no he empezado y cada vez queda menos para los exámenes, no se si podré aprobarlos, lo veo misión imposible. Además, no estoy en lo que tengo que estar, me pongo y se me vienen mil imágenes a la cabeza.
Claudia: Tranquila, verás como si, dicen que no es tan difícil como parece.

En ese momento suena el timbre que anuncia el comienzo de la clase de biología. Es la materia que más gusta a Leyre, en cambio para Claudia es de las peores. ¿Por qué se metería en ciencias? No sabe… Pero pronto lo descubrirá…
La clase transcurre tranquila, entre ADN, cromosomas y demás…

Al acabar Claudia y Leyre deciden ir a una cafetería cercana al instituto para tomarse un café rápido antes de regresar a casa a seguir estudiando. Siempre es bueno tomarse un descanso.
Llegan, se sientan en una mesa retirada, cerca de un gran ventanal, donde se puede ver toda la cuidad. Se les acerca una camarera, es joven, más o menos de su edad, a lo máximo 20 años. Leyre pide zumo de naranja, Claudia un chocolate.

Claudia: Estoy cansada, cuando todo acabe dormiré durante dos días.
Leyre piensa, hace tanto que no duerme una noche seguida, sin despertarse varias veces, esta agotada.
Leyre: Yo necesitaría dormir una semana entera. Pero creo que eso no pasará, hay tantas cosas que hacer cuando todo esto acabe, es todo tan rápido.

Justo en ese momento suena el móvil de Leyre, una llamada, mira la pantalla y… ¡No puede ser! Es Javi. Leyre lo coge rápidamente. Se pone nerviosa. Nota mariposas en el estómago. Si, no hay duda, lo sigue queriendo como el primer día, o más.

Javi: ¿Cómo estas? Siento no haber podido llamarte antes, pero ya sabes, esto de la universidad es todo un lío, exámenes, trabajos.
Leyre: No te preocupes, te entiendo. Te echaba tanto de menos… Aquí todo está bien, ya se esta acercando la selectividad… Pero todo bien. ¿Cuándo vienes?
Javi: Para eso te llamaba, este fin de semana estaré por allí. No busques nada que hacer, tengo ganas de estar contigo, ¿vale? Bueno te tengo que dejar ya, tengo ahora clase.
Leyre: Así que este fin de semana… ¡Genial! Vale, adiós amor. Te quiero.
Javi: Y yo a ti.

Leyre vuelve a sonreír, ese fin de semana, Será genial. Claudia la mira, al ver esa sonrisa sabe perfectamente quien la ha llamado, se alegra por su amiga. Se terminan rápidamente su bebida, van hacia la barra a pagar. Se despiden en la puerta de la cafetería y cada una toma la dirección de su casa.
Ahora Leyre esta feliz, solo piensa en ese fin de semana, no tiene ganas de nada más, recuerda los buenos momentos vividos con Javi. Sin apenas darse cuenta ya ha llegado a su casa. Sube corriendo por las escaleras, se siente llena de energía, no tiene ganas de coger el ascensor. Abre la puerta del piso, va hacia el salón a ver si ya esta levantado su padre. Y si, allí está, sentado en el mismo sillón de siempre, mira por la ventana. Leyre lo saluda y va a su habitación a dejar las cosas y a ponerse, de nuevo, a estudiar.










CAPÍTULO 2

En ese momento, en otra ciudad. Javi deja el móvil encima de la mesa, acaba de llegar de fiesta y ha llamado a Leyre, su novia, para avisarle de que el fin de semana iría a verla, la echa tanto de menos. Pero, ¿por qué le ha mentido? Casi no ha podido evitarlo, ¿qué diría Leyre de saber que ha estado toda la noche de fiesta? Seguramente nada, ella es así. No ha hecho nada de lo que deba arrepentirse, no, esta seguro de que no. Así que ya estando mas tranquilo se dirige a darse una ducha antes de acostarse.
Mientras tanto el móvil, en silencio, recibe una llamada sin contestación y así una detrás de otra, hasta seis. Javi sale de la ducha y se acuesta.
Logra dormirse rápidamente, pero no puede evitar despertarse en varias ocasiones, esta intranquilo, no se siente bien. Cuando llega la tarde y se levanta se sigue sintiendo cansado, le pesa todo el cuerpo y le cuesta abrir los ojos.
Coge algo rápido para comer, tiene hambre pues no ha comido desde la noche anterior, y se pone en el ordenador, tiene que hablar con los compañeros para ver que harán aquella noche. Si no hay planes mejores se quedara adelantando trabajo, pues los exámenes están cerca y el tiempo siempre se le hecha encima. Pero no, allí están sus compañeros, todos conectados al msn, quedan para tomar algo sobre las nueve de la noche, algo rápido, debe de dormir algo mas esa noche, mañana no debe faltar a clase, otra vez.
Mientras hace tiempo se sienta en el sofá a ver la tele un rato, va cambiando de canal, pero nada, no hay nada que le guste, todos son programas del corazón. En ese momento, ve el móvil encima de la mesa, recuerda que se le había olvidado activar el sonido, seguro que su madre lo habrá llamado, o ¿quién sabe?, puede que Leyre. Lo coge y, efectivamente, siete llamadas perdidas, una de su madre y seis de… Cindy.
Realmente no se lo esperaba, una llamada de ella, ¿dónde estaría? ¿Para qué lo llamaba? Hacia tanto que no recibía una llamada de ella que le extrañaba. Y, ¿cuánto hacia que no la veía? Mucho, desde que tenían 15 o 16 años… Ese verano había sido unos de los mejores de su vida. No sabía que hacer, ¿la llamaba? ¿Esperaba que ella lo volviese a llamar? Aquello le parecía increíble, Cindy otra vez entrometiéndose en su vida. ¿Qué diría Leyre si se enterase? Le dolería, seguro…
Después de darle muchas vueltas decidió que lo mejor era esperar que ella volviese a llamar. Si necesitaba algo lo haría. Habían pasado muchas cosas juntos y aunque la mayoría no eran del todo buenas, en caso de que Cindy necesitase algo no tendría ninguna duda en ayudarla. ¿Todavía se querían?
Se dirige al armario para vestirse, y por un momento se ve reflejado en el, rubio, con los ojos azules, musculoso, pero había adelgazado bastante en ese tiempo que llevaba viviendo allí. Tenía ganas de volver a su ciudad, aunque allí tenía amigos, pero no se llegaba a sentir cómodo. Todavía le quedaban dos años mas que estar allí, si no había ningún imprevisto. Se vistió lentamente, cogió el móvil y las llaves de la casa, las guardo en un bolsillo y salio a la calle. Se dirigía hasta la parada del metro, iba pensando en sus cosas, las llamadas de Cindy le rondaban en la cabeza, no lograba dejar de pensar en eso.
Se chocó con varias personas, algunas de ellas especialmente antipáticas, aunque no podía culparlos, cada unos tiene sus problemas, y el no estaba centrado aquella tarde. Iba caminando cuando en un escaparate de una tienda lo vio, un colgante, un sol, fue verlo y pensar en Leyre. Pronto era su cumpleaños y aquel le parecía un regalo perfecto para ella, se decidió a entrar y preguntar precios, tendría que ahorrar un poco pero aquel colgante era tan perfecto que tenia que regalárselo como fuera, lo dejo reservado y salió.
Esta vez andaba mas deprisa, pues ya llegaba tarde, compro el ticket del metro y fue rápidamente a cogerlo.
Durante el trayecto observo a la gente, había varios niños, quizá fuera una excursión de algún colegio, vio como varios de ellos lo miraban, uno hasta lo saludó. Javi devolvió el saludo. ¡Qué feliz se puede llegar a ser en esa época! Dura tan poco… y después todo se complica.
Unas paradas más adelante baja Javi, allí ve a todos sus amigos, se saludan y deciden a que bar irán. Todos se decantan por uno que no este lejos, pues no quieren alargar demasiado la noche. Hablan sobre todos los temas, sobre todo de deportes, hacen apuestas por los resultados del futbol. Javi no suele tener suerte, así que mejor apostar poco. Toman un par de cervezas cada uno y sobre las 11  de la noche se despiden para dirigirse cada uno a su casa.
En el trayecto de vuelta en el metro, Javi vuelve  pensar en sus cosas, su vida también ha cambiado mucho desde que pasó a ser un adolescente. Sus padres, Isis y marco, se separaron cuando el solo tenía 10 años. Su padre rápidamente había rehecho su vida con otra mujer, Patricia. Su madre en cambio seguía sola, a veces sentía pena por ella, pues el era su único hijo y no podía ir a verla tanto como deseaba, se llamaban mucho, eso si, pero no era igual. Siempre habían estado muy unidos y ese pequeño distanciamiento lo apenaba mucho. Pero ese fin de semana la vería, se prometió ir por lo menos un día a comer o cenar con ella, tenía que llevarle algún detalle, pues esas pequeñas cosas su madre las agradecía muchísimo.
Cuando andaba de regreso a casa, pasó un coche por su lado, Se fijó en quién conducía, era una chica de pelo castaño y con los ojos marrones, muy grandes y llamativos y una sonrisa, que la verdad, impresionaba. No sabe de qué, pero aquella chica le resulta familiar. Supone que irá a su misma facultad.
Llega a casa casi a media noche, en el sofá esta su compañero de piso, Jorge, charlan animadamente durante una media hora, contándose las batallitas del día, aunque ese día Javi no ha tenido ninguna especialmente importante. Pero hay algo que hace que Javi se vuelva a sentir mal. Jorge le dice que tiene una noticia que le va a gustar mucho.
Han conseguido dar un pequeño concierto con el grupo que tienen, “El trapicheo”, en una sala un poco conocida, y no pueden decir que no, pues sería una gran ayuda para darse a conocer un poco más. Y ahora llega lo que no quiere oír, será ese fin de semana. ¿Y su visita a Leyre? ¿Y su madre?
Javi de pronto se empieza a encontrar mal, ¿qué dirá Leyre cuando se lo diga? Seguro que se enfada, y ya son muchas cosas. Decide acostarse.
Ya en la cama, no puede dormir, tiene que decidir. Ese concierto es importante para el grupo, y él no puede faltar. Pero Leyre… no quiere defraudarla más.
Pone la tele, no consigue dormir, cambia de canal y deja una película que están poniendo, no sabe el titulo ni de qué va, pero siempre es mejor que nada. Consigue dormirse, aunque no iba a descansar todo lo que a el le gustaría.

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